--==>Yhke y el deseo<==--

El cuarto era alegre, se respiraba un aire relajado, cada rincón, cada pared, incluso el cielo, acogían a Yhke y lo transportaban de su mundo. Este mundo era más real, más próximo, más carnal. Su mirada lo recorría todo, tan acostumbrado a observar los detalles, que iban despertando lentamente sus sentidos, la tenue iluminación, el agradable sonido de una suave melodía lejana, el tacto de una sedosa sábana, el aroma a sándalo que inundaba la habitación y el delicioso sabor de unos labios generosos, provocaron en Yhke un vuelo inesperado. Acostumbrado a la rudeza del campo de batalla, su sensibilidad estaba vedada, solo se daba la licencia de vivirla plenamente durante sus diarias sesiones de pintura, su diálogo con las flores y cuando recitaba poemas junto a sus queridos amigos Sagl y Virn. Pero en este instante no estaba con ellos, una suave caricia que encendió su rostro y endureció su cuerpo nuevamente lo remeció y despertó su deseo. Sus labios encontraron una suave pero firme respuesta, su sólida piel trabajada solo para combates, se encontró frente a un enemigo desconocido, que con una simple estrategia, suavidad y calor, demolió todas sus defensas, aniquiló toda su estrategia, invadiendo todos los rincones de su cuerpo. Yhke, encendido en esta nueva aventura solo pudo responder de igual a igual, en un combate sin vencedores ni vencidos, en un combate en donde los golpes son besos, las espadas son reemplazadas por caricias, y los combatientes están desprovistos de armaduras, solo vestidos con sus pieles que funden una y otra vez hasta quedar extenuados y agotados, abrazados, durmiendo un sueño único para los dos.
El ruido del agua despertó a Yhke, quien observó la silueta desnuda de su amante, que terminaba de preparar un te de hierbas para los dos, al girar mostró su maravilloso busto, sus largos y firmes muslos y un cuello espléndido delineado por la luz del amanecer. Su sonrisa era el mejor endulzante para la vida del solitario Yhke, quien mientras la abrazaba bebiendo su te, escribía en un papiro imaginario los siguientes versos…

"Me parece que ocultas tus deseos,
Sin medir que te niegas y derrochas,
Sangre fiel que acompaña tu existencia,
Sangre fiel que te quiere y que te adora.

No te escondas en rincones tras la puerta,
Que te muestra la vida, tal cual es,
Las vivencias negadas se te cobran,
Al final de la existencia cada vez.

Cree en ti, en tu aliento y en tu aire,
Cada vez que lo unes al mío,
Oxígeno que despierta tus sentidos,
Que te entrega vida, pasión y fe".

La luz de alba ya lo inundaba todo, el abrazo madrugador ya se había transformado en una nueva y apasionada fusión, en la que Yhke se entregó por completo, recibiendo este regalo con alegría y pensando en que la vida una vez mas era generosa con él, mientras contemplaba el cuerpo de su amante que se alejaba….