lunes, enero 23, 2006

--==> Tren Fantasma (Cuento) <==--


El brusco vaivén me despertó de mi sopor, que con un constante cabeceo, solo lograba adormecer mis sentidos perdiendo la noción del tiempo. Al levantar la vista, una mujer entrada en años, de dulce mirada, me observaba, respondiendo a mi contrariedad con una amable y generosa sonrisa. En sus manos un hermoso tejido tomaba forma, con gran habilidad, con medidas aprendidas de años de oficio. Las locas carreras de los niños, mas un delicioso aroma a pasteles y tecitos, estimulaban mi vacío estómago que casi por milagro aún no se apegaba al espinazo. Un golpe en el respaldo de mi asiento, me mostró a un niño que insistentemente jugaba sobre los hombros de un añoso caballero, el abuelo sin duda, quien con una paciencia infinita respondía con cariño, los bruscos juegos del aburrido pequeño. Mas allá por el pasillo divisé a dos lindas mujeres que entusiasmadas conversaban y reían con fuerza, respondiendo con caricias, a los elogios de dos hombres que se encontraban sentados frente a ellas. Mientras, a tirones un niño llevaba a su madre al baño, una y otra vez en un juego que solo él entretenía.
-Tómese este tecito-, con una dulzura infinita la anciana me acercó una humeante taza de té, que a pesar del calor reinante y del poco oxígeno disponible para tantos pulmones, acepté con cariño. Aquella diáfana mujer me observaba con detención, -usted se parece a mi nieto mayor, era un hombre maravilloso-. Era, lo más probable es que hubiese fallecido y no quise inquerir mas detalles al respecto.

Mientras bebía mi té, observaba por la ventanilla el hermoso paisaje. Como postales se sucedían uno tras otro cuidados campos, cultivados con esmero, hermosas alamedas indicaban de cuando en cuando los accesos a los diferentes fundos, que según fueran sus cultivos, regalaban al paisaje sus particulares colores.
El viaje parecía eterno, había olvidado el libro en mi equipaje principal y solo traía una vieja revista para leer, por lo que me dediqué a recordar episodios pasados de mi vida. Mi ajetreada adolescencia, huyendo junto a mi familia de la invasión militar de mi país, borrosos eran ya los rostros de las personas que tanto daño habían causado a mi padre y a mi madre. Como un relámpago pasó por mi cabeza mi primer pololeo, el primer beso, mi inicio sexual, mi matrimonio. Por que lo veía tan lejano?, era algo que no entendía muy bien.
Intenté levantarme de mi asiento para estirar las piernas, estaban adormecidas de tantas horas de viaje, como pude llegué al final del vagón y asomé la cabeza al exterior. El fuerte viento despertó mi cuerpo y desentumeció mis agarrotados músculos. Caminé con cuidado entre niños dormidos, madres rezadoras y un cura que leía la Biblia, preparando a susurros un sermón para lo que sería su misa dominical.
El tren avanzaba lento ahora, la velocidad había disminuido ostensiblemente haciendo casi imperceptible su avance, casi se podía caminar a su lado e ir mas rápido. Al cabo de un rato se detuvo completamente. En un principio la gente siguió en sus asientos conversando y dormitando como si nada pasase. Pero al cabo de un rato –largo, diría yo- comenzaron a inquietarse y a preguntar que es lo que pasaba.
-Por que no va usted mijito a preguntar que pasa, por que nos hemos detenido?- me sugirió la hermosa anciana.
Fui hasta la locomotora a preguntar que pasaba y me encontré con el maquinista intentando comunicarse con la siguiente estación.
-Es grave- me dijo, -no podemos seguir, si no somos remolcados, y eso solo puede pasar hasta dos días más-.
Tanto adelanto para nada -pensé- y volví a mi asiento contándole a la viejita la situación. –Las noches son heladísimas en esta época, nos moriremos de frío-, parece que tendremos de caminar hasta el próximo pueblo, me espetó.
Tal cual dijo, el maquinista sugirió a un inquieto público, que la única solución posible era caminar hasta el siguiente poblado para buscar refugio antes de que llegara a noche, - he informado de la situación y nos esperan con alojamiento y comida- agregó.
La larga caravana humana, que llevaba solo lo puesto y alguna muda para el día siguiente era acompasada con los llantos y risas de los inquietos niños, caminando con alegría, pero con algo de preocupación por el borde de los añosos rieles para no perder el rumbo, encabezados por el maquinista, que ya, a estas alturas parecía capitán de barco.
Luego de largas horas de agotador viaje, se divisaron las primeras casas del poblado, que por ninguna parte tenía nombre. Un cuidado pueblo, de limpias y sencillas casas, amontonadas en la única calle de tierra, que remataba al final en una modesta capilla y un par de boliches junto a la estación.
Improvisado bajo una carpa nos esperaba una gran mesa con jugos y emparedados de oloroso jamón y una que otra cerveza, que desaparecieron por arte de magia. Luego de arrasar literalmente con todo, el ritual siguió con la única conversación posible. Cuando saldríamos de allí.
Mientras los innumerables niños corrían y jugaban y las mujeres en voz baja murmuraban la jugada del destino, me recosté en una banca y lentamente se fue adormeciendo mi cansado cuerpo.
-Señor, despierte- entre sueños oía una voz lejana… -señor está bien?- la voz era mas fuerte… -señor, como llegó aquí?-.
De un brinco me incorporé, frente a mi, un anciano ceniciento, de arrugado rostro, pero hermosa mirada, me observaba con sorpresa.
-Estoy esperando a que parta el tren, es que ya se fue?- la cara del anciano cambió. En ese instante me di real cuenta en donde estaba, no era el mismo lugar. Era un lugar abandonado, no existían ya las casas, solo montones de adobes derruidos las reemplazan, los boliches eran un montón de escombros y en el lugar de la capilla, solo se distinguía apenas el campanario. Los campos eran estériles, y el viento calaba los huesos, trayendo tierra y más tierra.
-Pero, este no es el lugar donde llegué, y mi tren…. ya se fue?-
Nuevamente la miraba del anciano cambió. –El tren hace más de setenta años que no pasa por este abandonado ramal señor-, -como?... está usted seguro-…. mi visión se heló, me dí real cuenta que estaba absolutamente solo y abandonado en este desconocido lugar, un escalofrío recorrió mi cuerpo, -puede usted mostrarme la estación?-
El anciano caminó delante de mi, y mientras nos dirigíamos hacia ella, mi miraba recorría el lugar, que claramente no era el hermoso lugar al cual yo había llegado hace algunas horas atrás.
-Esa es la estación señor-. Me desplomé, cuatro palos era todo lo que quedaba de la estación.-Pero explíqueme donde estoy, que ha pasado aquí, no entiendo nada!-
Cálmese amigo, no sé como llegó usted aquí, pero si puedo contarle que pasó aquí hace setenta años atrás.
Este era un poblado pujante, el tren lo proveía de víveres y sacaba hacia el resto del país sus excelentes cultivos. Pero un día el convoy 0023 descarriló a pocos kilómetros de aquí, dicen que su maquinista intentó rescatar a los pasajeros que entre los fierros retorcidos clamaban por sus vidas. Un modesto hospital de campaña fue instalado en el pueblo para atender a los heridos, que uno a uno fueron muriendo porque la ayuda del gobierno central, llegó solos dos días después, y ya, era muy tarde. Sus malogrados cuerpos fueron enterrados en el cementerio del pueblo. Pero al cabo de un tiempo, todas las noches se oían horrorosos gritos, carreras, ruidos y el silbato del tren clamando por ayuda. Frente a esto, la gente del pueblo comenzó a emigrar porque no podían vivir así, incluso el párroco del pueblo se fue, ya que sus oraciones y bendiciones no sirvieron para detener el horror nocturno.
-Bueno, me voy, ya se hace de noche, váyase pronto de aquí, este lugar no es bueno para usted señor. Hasta pronto-.
Y mientras se alejaba logré distinguir que sus ajadas ropas no eran mas que el uniforme del maquinista del tren en que yo venia….

sábado, enero 21, 2006

--==> El Oasis Encantado <==--



Bajo el candente sol del desierto, Yhke intentaba avanzar en su marcha. Muchas semanas llevaba en su camino, claro en su destino, pero complejo en su desarrollo. Mientras su camello hacia camino entre eternas dunas sin horizonte claro, Yhke intentaba entender su compleja situación.
La partida hace algún tiempo atrás había sido casi heroica, el poblado que lo acogió con tanto cariño, que escuchó sus historias, que lo invitó a compartir sus preciados y escasos víveres, había celebrado su valor en la arena de la lucha, al enfrentar a un fiero enemigo que por décadas había asolado al pueblo, desprovisto de defensas y carente de malicia. Yhke, con su espada, había sido certero a la hora de la batalla y en un corto pero sangriento combate había terminado con años de sufrimiento y sumisión. En agradecimiento, el pobre, pero atento pueblo le regaló un hermoso camello y una hermosa historia del Oasis Encantado. Un lugar existente en algún lugar del vasto desierto, que solo sería encontrado por los elegidos. Convencidos de que Yhke era merecedor de esta leyenda, lo aprovisionaron para el hermoso viaje. Durante la noche que antecedió a su partida, la fiesta que se celebró en su honor fue fastuosa, exóticas bailarinas sedujeron los sentidos de un embriagado Yhke, mientras fuertes luchadores mostraban sus habilidades con los sables, la música invadió cada rincón del poblado, mas los deliciosos manjares preparados para la ocasión, creaban un ambiente maravilloso, coronado con una noche estrellada, iluminada con una nostálgica y cómplice luna.
El calor reinante nublaba cada vez mas la visión del horizonte, traspasando la blanca túnica, evaporando sin piedad hasta la última gota de sudor. En un instante determinado se desplomó el agotado camello, dejando a Yhke a su suerte…
El aroma a hembra era intensa, sus hábiles dedos recorrían en cuerpo de Yhke, apropiándose de su voluntad, sumergiéndolo en un voluptuoso sopor de vaivenes, mientras a los pies del lecho dos mujeres daban rienda suelta al candente juego de la carne, encendiendo el adormecido deseo de Yhke. Cada instante era mas intenso, recordando su pasado lleno de amores fugaces y de sexo furtivo, lo único que alimentó en un tiempo pasado el corazón de Yhke.
Sintió que se detenía su corazón, sus labios resecos no atinaban a susurro alguno y pensó que este sería su fin, mientras sus ojos se cerraban y su corazón lentamente se apagaba.
A la mañana siguiente aún humeaban trozos carbonizados de carne en los fogones, el pueblo completo dormía, salvo algunas mujeres que con apuro recogían los restos del banquete y preparaban el camello de Yhke. Amontonados cuerpos desnudos y semidesnudos bordeaban el camino a sus pies, conformando un gran animal, provisto de innumerables brazos, piernas, senos y sexos, visión que inquietó su espíritu.
Su partida fue silenciosa, acompañado solo por algunos niños y mujeres, a las cuales no pudo divisar sus rostros escondidos tras sus túnicas.
Sintió una gran paz, el calor se fue diluyendo, siendo reemplazado por un gran bienestar, no tenía noción de su malogrado cuerpo y sus sentidos, ya, no existían. La dimensión a la cual estaba entrando era algo desconocido para él.
Frente a él, maravillosos seres de luz lo observaban con infinita benevolencia, invadiéndolo un estado vibratorio de tal intensidad que desarmó por completo su cuerpo terrenal, transformándolo en un ser magnífico, carente de toda necesidad, ya que lo era todo, era parte conciente del todo.
En algún momento o instante no mensurable, su éter fue transportado al lugar elegido. El Oasis Encantado.
Solo en ese instante se dio cuenta de su verdadero viaje, el Oasis Encantado requería de un viaje distinto, sin retorno posible, hermoso, pero imposible de compartir con aquellos a quien amaba.
Un gran dolor sacudió su cuerpo, mientras intentaba abrir sus ojos, una mopa húmeda recorría su rostro, humedeciéndolo con ternura, bajo la atenta mirada de Sagl y la inquieta sonrisa de Virn, una suave y delicada doncella, intentaba revivir el corazón de Yhke….

lunes, enero 02, 2006

===> 1ro de Enero <===


Frente al inicio de cada año, el mundo se llena de fe y esperanza. Cada ser humano desde el fondo de su corazón se plantea cambiar para ser mejor, señalando objetivos y anhelos; las positivas corrientes generadas van creando un estado distinto, más optimista más generoso entre todos nosotros.
Pero que pasa después…?.... nuevamente se cae en el sopor del desinterés, salvo el propio, añejas dialécticas y neo liberales practicas son la única referencia posible en gran parte del mundo para a través de ellos hacer realidad nuestros sueños. Agotadoras jornadas, succionantes vicios e inventadas necesidades, funden nuestros sueños, olvidando nuestra semilla del 1ro de Enero, que deberá aguardar latente hasta el próximo año, para una nueva posibilidad de germinar.
Y nada podemos hacer…?
Si, podemos.
Pero debemos tener valor, valor de luchar por lo que creemos de verdad, alejándonos de la creencia de que serán “otros” apoyados por nosotros los que “deberán” luchar por nuestros sueños, por el bienestar del prójimo y del nuestro. Ninguna bandera tiene mas poder que la bandera de nuestro propio corazón; ese sometido corazón que a punta de racionamientos y castigos ha dejado una raza humana seca, desesperanzada, adoradora de falsos ídolos que a través de la ingenuidad logran hacernos creer que son los únicos poseedores de la verdad y la esperanza.
No nos engañemos, miremos con nuestro corazón y reconozcamos el poder y la fuerza que hay en cada uno de nosotros, repartamos la riqueza de nuestro corazón entre todos los que estén cerca, solo así romperemos el círculo vicioso que nos ata y que deseamos romper cada 1 de Enero.
Con fuerza hagamos más “1 de Enero” durante el año, esa es nuestra tarea; y los falsos ídolos caerán por si solos, habremos creado un nuevo movimiento universal, más poderoso que ninguno humanamente existente, una cadena de luz y de amor, imbatible.

Un gran abrazo y mucha fuerza y fe, el 2006…..